miércoles, 25 de mayo de 2011

Insomnio

Llegue a la luna, viajando en un sueño, lo bueno es que no era eterno, era septiembre, cuando pise por primera vez su contextura, descubrí que no era queso, tampoco chocolate como juraba mi ex novia, por cierto te gane esta apuesta. Pasaban los días, ya no eran visibles ni las huellas de Armstrong, caminando sin rumbo con insomnio en mi propio sueño, choque con la bandera de los Estados Unidos, sople y sople y no la pude mover, ven científicos pendejos, es verdad, que alguien piso la luna, si no fue el, fui yo en mi sueño en busca de una respuesta a mi depresión, pasaron los meses, octubre me dio un hambre, que casi me trago a una vaca que volaba por ahí con un casco que llevaba las insignias de la URSS, en noviembre hice un nuevo amigo, un simio más inteligente que yo no puedo negarlo el si tenía comida y yo ya parecía esqueleto en peregrinación.

 Nos convertimos en grandes amigos, el aun con su equipo y yo con mi trusa naranja que me regalo mi mamá, mi barba crecía, aparentaba ser un naufrago perdido en un sueño, cuanto llevaba dormido ni yo mismo lo sabía, diciembre llego y con su pinche frio la chingada casi nos cargo, dije no mames Morfeo, de aunque sea me hubieras dicho que antes de dormir me hubiera puesto un suéter cabrón, así transcurrió el último mes del año, paso tan rápido, que no logre entre mis dedos sujetarlo, 31 de diciembre, te espere con tantas ansias, no entiendo ni madres de lo que me dice mi amigo el simio, creo que es más inteligente que yo,  no sé si es de noche o de día, es imposible deducir una respuesta a la cuestionan te, mas grande que me eh realizado en mi vida, espera un momento, donde esta ese maldito simio, no quiero pasar estos últimos momentos solo, ah ya lo vi, continuo, lo vi acercarse y en sus manos cargaba una botella de champagne, me pregunte, ¿maldita sea de donde la saco?, sabía que aunque le preguntara no entendería su respuesta, brindamos a la luz de las estrellas, nunca había probado algo así, me supo delicioso, llevaba ya días sin comer nada, no sé si ya se acabo el día, pero decidí salir a caminar con mi cuate el simio, caminamos y caminamos, la forma en la que movía su colita era gracioso, era tanta su ingenuidad que le hicieron un agujero a su traje, para que la moviera con tranquilidad.

A lo lejos lograba disipar algo, no sabía que era, yacía recostado sobre el suelo, cubierto por polvo lunar en su mayoría, el simio tan solo indicaba con su dedo, brincando como si lo hiciera de alertándome, me acerque despacio, sintiendo aquel polvo adentrarse entre mis dedos, era difícil caminar, ya estaba acostumbrándome, sabía que era imposible encontrar a otra persona hay, por lo cual deducía que sería un alíen, falle de nuevo, respondí en mi mente, a su lado yacía clavada en un cráter una nave con las insignias nazis, deseaba gritar, maldito Hitler el puto si  logro llegar a la luna, desgraciado, sigo varado en la luna, buscando respuestas a preguntas que se escabullen de mis manos, quiero tomar decisiones, pero sé que soy cobarde, debo de perder el miedo, ahora estoy solo caminando en la luna, rumbo no tengo, debo de guiarme solo, seguiré soñando, hasta cuando decida comenzar de nuevo..

viernes, 15 de abril de 2011

Viaje A Ningun Lado


Tome un viaje, a ningun lado, me encontré ese auto, parado en la esquina, decidi abordarlo.
El conocia historias, no se cuantas, lo descubri cuando me relato, una anecdota que llamo mi atencion



Me la conto el tipo.
Que me llevo en un viaje por toda la ciudad.
Puesto que mi llanto era imparable.
Y no había consuelo para mi dolor.

Me digo todo lo que había visto en el transcurso.
De cada viaje por toda la metrópoli.
Ha visto a mujeres deseando morir.
Hombres tragándose su llanto, su orgullo era más grande.
O tal vez su machismo lo detenía a humillarse.

Entre cada palabra que me contaba.
Se me hacia increíble como su memoria albergaba tanto.
Mi historia seria una más a su repertorio.
No necesite contarle lo que me sucedía.
Tan solo con observarme por su espejo retrovisor.
Leyó mis pensamientos, mis ojos expresaban mi angustia.
No dejaba de temblar.
Observaba la lluvia que cubría el vidrio.
Y el paño que me dejaba dibujar su nombre.
Mi viaje se fue más largo que el tiempo.
Que tardo mi llanto en cesar.

Descendí sin saber en dónde estaba.
 Sin antes agradecer aquel desconocido.
Narrador de historias de amor.
Un amigo como el que buscas y no encuentras.
Y que tal vez nunca vuelvas a mirar.
La persona que levantara el ánimo a los demás.
Mientras su trabajo realiza, viajar por la ciudad.
Buscando a personas con el corazón roto…